Y saldrá el sol... (Parte 10)
Está frente al espejo de su cuarto se ve reluciente, hacía tiempo que no sé sentía así de bien, pero en el fondo sabe que no tiene que hacerse ilusiones. Va muy sencilla, una camisa blanca algo escotada, unos vaqueros pitillo, y unos zapatos negros, con un tacón de vértigo " Así no pareceré su llavero" sonríe orgullosa. Alison llama a la puerta y asoma la cabeza...
- Toc, toc ¿se puede?.- Dice con una amplia sonrisa.
- Claro Ali, pasa.
- ¡Estás guapísima! !Esta noche pescas!
Ambas ríen a carcajadas, y se dan un fuerte abrazo. En estos días se han unido mucho, tienen un apoyo la una en la otra, y saben casi todas sus cosas.
Suena el timbre y se sueltan, se sonríen y Sara sale disparada a la puerta y coge el telefonillo...
- ¿Quién? .- Dice sorprendida como si no esperara a nadie.
- Soy Alan, ¿bajas?...
- Cinco minutos ¡por favor!.
- Ok.
Sara está más que lista, pero quiere hacerle esperar. Va a su cuarto tranquilamente, se echa unas gotas de su perfume, se repasa los labios, abre el armario coge una chaqueta negra
y coge su bolso del perchero que hay colgado detrás de la puerta. Lo inspecciona para ver si lo lleva todo. Va hacia el salón donde Alison están en el sofá leyendo, le da un beso en la mejilla y se da media vuelta, Alison reacciona dándole un azote en el culo. Y sale del salón pisando fuerte y contonendo las caderas, Alison ríe y le grita "Disfruta y pórtate muy mal"... Sara hace su última parada en el espejo de la entrada, se arregla el pelo, mira el reloj, "Diez minutos,¡perfecto!" sonríe maliciosamente satisfecha.
- Menos mal que iban a ser cinco minutos. ¡Mujeres...! .- Dice Alan, fingiendo que está enfadado.
- Hola al menos ¿no? .- Ríe ella.
Se dan dos besos, y cogen la calle en busca de algún lugar para tomar algo y cenar... Conforme van andando sus manos se van rozando, hay una tensión extraña, pero ninguno de los dos la aparta. Llegan a su destino, un local de moda, que en ese momento está a rebosar. Al entrar encuentran un pequeño sitio en la barra, pero solo hay un taburete, Alan hace uso de su galantería y le ofrece a ella que se siente. Comienzan a tomar vino y empieza a hacer mucho calor, y no solo por el alcohol. Como están tan apretujados, Alan no hace más que rozarse
contra su muslo y ella comienza a notar una leve erección y ve como él, le mira el escote todo el tiempo... Extrañamente no se ruboriza, ambos son conscientes de la situación, pero siguen animadamente su conversación. Por fin, se queda una mesa libre y el camarero, los dirige hasta allí.
Entre el vino del principio, y la botella que se han bebido cenando, Sara se siente algo mareada y se quiere ir a casa. Salen riendo del local, cuando llevan ya unas calles andadas, comienza una fuerte tormenta, Alan la coge de la mano y salen corriendo. Ella frena de golpe, se quita los zapatos, los coge en una mano y con la otra vuelve a agarrarle. Siguen corriendo hasta que llegan a su puerta, están agotados, les falta la respiración, y por un momento se olvidan de la lluvia... Alan la coge fuerte del culo, y la aprieta contra él, sus camisas están empapadas, la de ella deja ver el sujetador y sus pezones marcados... Con la otra mano, le coge la cara y empieza a besarla, entrelazando sus lenguas, a un ritmo frenético. Ella se engancha de su cuello, no quiere dejarlo ir, esa noche no... Vuelve a sentir su erección contra ella, y se excita todavía más, se abraza fuerte a él... El beso es interminable, no se separan ni para coger aire...
Un trueno los sobresalta, ambos ríen...
- ¿Quieres subir a casa? .- Dice algo nerviosa.
- Me has dicho que mañana trabajabas y yo he prometido traerte pronto a casa...
- Pero... .- no le da tiempo a terminar, Alan le pone el dedo indice sobre sus labios, le da un beso leve pero tierno, y sale corriendo calle abajo... Ella mira perpleja como desaparece al torcer la esquina... No se enfada, se siente bien... Y con una sonrisa sube los ocho escalones que la separan de la puerta, no corre, ya no le importa la lluvia...
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